En algunas ocasiones, es posible que nos sintamos abatidos o desanimados por aquellas enfermedades que pueden llegar a presentarse en nuestra vida y que nos generan dolor y angustia. Es por eso, que debemos buscar refugio en los brazos del Señor y adentrarnos en aquellos hermosos Salmos para pedir por la sanación de los enfermos.
¿Cómo encontrar consuelo ante las enfermedades?
Es posible que te preguntes qué puedes hacer para enfrentar esos momentos difíciles en los que una enfermedad nos aqueja y desalienta nuestro espíritu. Es por ello, que te aconsejamos que busques palabras de aliento y consuelo en la Santa Biblia. Ya que aquí, encontrarás Salmos de sanación para los enfermos, los cuales puedes recitar no solo para pedir por tu salud sino también por la del prójimo.
Dado que, a pesar de las terribles circunstancias que podamos llegar a atravesar, es importante confiar en el Padre Celestial, quien nos cuida y nos reconforta en las adversidades. Al leer estos Salmos para enfermos, tus alabanzas serán escuchadas y te servirán como fuente de esperanza en el futuro, para que puedas salir victorioso de esa enfermedad y le agradezcas a Dios por ayudarte a superar con éxito todas los obstáculos de tu camino.
5 Salmos para la sanación de los enfermos
En este artículo, hemos recopilado los mejores Salmos para enfermos que llenarán tu alma y tu espíritu de mucha fortaleza, así como renovarán tus ánimos y esperanzas por la vida. Te aconsejamos que leas cada palabra con la fe puesta en el Padre Amado y desde lo más profundo de tu corazón, para que todas tus plegarias sean escuchadas.
1. Salmo 41: Dios es sanador
Este hermoso Salmo, contiene palabras de aliento que te permitirán pedir por tu salud y la de los pobres, quienes también padecen enfermedades en silencio y siempre buscan la misericordia del Señor. Lee cada oración con toda la convicción de que Dios quitará toda enfermedad sobre la faz de la tierra si crees en su palabra.
Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará el Señor.
El Señor lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra,
y no lo entregará a la voluntad de sus enemigos.
El Señor lo sustentará sobre el lecho del dolor; mullirás toda su cama en su enfermedad.
Yo dije: Señor, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
Y si vienen a verme, hablan mentira; su corazón recoge para sí iniquidad,
y al salir fuera la divulgan.
Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen;
contra mí piensan mal, diciendo de mí: cosa pestilencial se ha apoderado de él;
y el que cayó en cama no volverá a levantarse.
Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar.Mas tú, Señor, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.
En esto conoceré que te he agradado, que mi enemigo no se huelgue de mí.
En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado,
y me has hecho estar delante de ti para siempre.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, por los siglos de los siglos.
Amén.
Te invitamos a leer este artículo sobre estas oraciones a la Sangre de Cristo para superar la adversidad.
2. Salmo 6: Oración en tiempo de prueba
En aquellas circunstancias difíciles de la vida, en las que nos sentimos tan tristes y abatidos, este Salmo es ideal para pedirle al Señor que no nos deje desanimar ante las pruebas duras de la vida y para que infunda nuestros corazones con todo su amor e infinita misericordia.
Oh Señor, no me reprendas en tu furor ni me castigues en tu ira.
Ten misericordia de mí, oh Señor, porque desfallezco.
Sáname, oh Señor, porque mis huesos están abatidos.
También mi alma está muy turbada;
y tú, oh Señor, ¿hasta cuándo?
Vuelve, oh Señor; libra mi alma. Sálvame por tu misericordia
porque en la muerte no hay memoria de ti;
¿quién te alabará en el Seol?
Me he agotado de tanto gemir. Toda la noche inundo mi cama
y con mis lágrimas empapo mi lecho.
Mis ojos están debilitados por el pesar;
se han envejecido a causa de todos mis adversarios.
Apártense de mí todos los que obran iniquidad,
porque el Señor ha oído la voz de mi llanto.
¡El Señor ha escuchado mi ruego!
¡El Señor ha aceptado mi oración!
Todos mis enemigos se avergonzarán
y se aterrarán.
Retrocederán y, de repente, serán avergonzados.Amén.
Lee aquí las más hermosas oraciones para obtener paz interior.
3. Salmo 23: El señor es mi Pastor
Este es uno de los Salmos más hermosos que se encuentra plasmado en las Sagradas Escrituras, puede que ya lo hayas leído antes pero es ideal para dar ánimos y fortaleza al espíritu, ya que Dios Padre Todopoderoso nunca nos abandona y de su mano no tenemos nada que temer.
El Señor es mi pastor; nada me faltará.
En prados de tiernos pastos
me hace descansar.
Junto a aguas tranquilas me conduce.
Confortará mi alma
y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Preparas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios.Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré por largos días.Amén.
4. Salmo 38: no estás solo
Todas estas hermosas palabras fueron escritas por David, quien se arrepiente de todos sus pecados y pesan sobre él como si de una enfermedad se tratara. Es por eso, que alza sus manos en oración y le pide a Dios Misericordioso que lo perdone y tenga compasión de él.
Señor, no me reprendas en tu enojo ni me castigues en tu furor.
Pues en mí se han clavado tus flechas; ¡tu mano has descargado sobre mí!
Por tu enojo debido a mis pecados, todo mi cuerpo está enfermo;
¡no tengo un solo hueso sano!
Mis maldades me tienen abrumado; son una carga que no puedo soportar.
Por causa de mi necedad, mis heridas se pudren y apestan.
Todo el día ando triste, cabizbajo y deprimido.
La espalda me arde de fiebre; ¡tengo enfermo todo el cuerpo!
Estoy completamente molido y sin fuerzas; ¡mis quejas son quejas del corazón!
Señor, tú conoces todos mis deseos, ¡mis suspiros no son un secreto para ti!
Mi corazón late de prisa, las fuerzas me abandonan,
¡aun la vista se me nubla!
Mis mejores amigos, y hasta mis parientes, se mantienen a distancia, lejos de mis llagas.
Los que me quieren matar, me ponen trampas; los que me quieren perjudicar, hablan de arruinarme y a todas horas hacen planes traicioneros.
Pero yo me hago el sordo, como si no oyera; como si fuera mudo, no abro la boca.
Soy como el que no oye ni puede decir nada en su defensa.
Yo espero de ti, Señor y Dios mío, que seas tú quien les conteste.
Tan sólo pido que no se rían de mí, que no canten victoria cuando yo caiga.
En verdad, estoy a punto de caer; mis dolores no me dejan ni un momento.
¡Voy a confesar mis pecados, pues me llenan de inquietud!
Mis enemigos han aumentado; muchos son los que me odian sin motivo.
Me han pagado mal por bien; porque busco hacer el bien se ponen en contra mía.
Señor, ¡no me dejes solo! Dios mío, ¡no te alejes de mí!
Dios y Salvador mío, ¡ven pronto en mi ayuda!Amén.
5. Salmo 51: Señor ten piedad de mí
En este Salmo, se aprecian las súplicas de David para que el Padre Celestial le conceda un corazón más limpio y renueve su espíritu para ser puro y poder afrontar todas las vicisitudes de la vida. Lee este hermoso Salmo de sanación para los enfermos, y pide a Dios con toda la fe y bondad de tu corazón.
Ten piedad de mí, Dios, de acuerdo con tu amor misericordioso;
en tu abundante compasión borra mis transgresiones.
Lava a fondo mi culpa; y de mi pecado límpiame.
Porque yo sé mis transgresiones; mi pecado siempre está delante de mí.
Contra ti, solo yo he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos para que seas justo en tu palabra, y sin reproche en tu juicio.He aquí, nací en la culpa, en el pecado que mi madre me concibió.
He aquí, deseas la verdadera sinceridad; y secretamente me enseñas sabiduría.
Límpiame con hisopo, para que pueda ser puro; lávame y seré más blanco que la nieve.
Me dejarás escuchar alegría; los huesos que has aplastado se alegrarán.Aparta tu rostro de mis pecados; borra todas mis iniquidades.
Un corazón limpio crea para mí, Dios; renueva dentro de mí un espíritu firme.
No me eches de tu lado, ni me quites tu espíritu santo.
Devuélveme la alegría de tu salvación; sostenme con un espíritu dispuesto.Señor, abrirás mis labios; y mi boca proclamará tu alabanza.
Porque no deseas sacrificio o yo te lo daría; Una ofrenda quemada que no aceptaría.
Mi sacrificio, oh Dios, es un espíritu limpio; corazón humilde, oh Dios, no te burlarás.Amén.
Ahora que ya has realizado la lectura de todos estos bellos Salmos para enfermos con toda la fe puesta en el Señor, es preciso que los compartas con aquellas personas que también están afectadas de su salud y que necesitan palabras de aliento para seguir adelante.