Si has alcanzado un nuevo logro a nivel académico o profesional y deseas estar protegido en contra de las malas energías, tienes que pedir la ayuda de Dios. Dado que, en ciertas ocasiones, pueden llegar a tu vida personas inescrupulosas que quieran arruinar tus planes a futuro. Así que te recomendamos que leas estos Salmos contra la envidia para que estés totalmente seguro.
¿Por qué debo recurrir a los Salmos contra la envidia?
Ante el temor de que alguien quiera perjudicarnos y echar abajo nuestros planes y metas, lo mejor que podemos hacer es entregarnos al Padre Celestial. Ya sea por medio de la oración o a través de estos hermosos Salmos que te compartiremos a continuación. De esta manera, te garantizamos que la protección de nuestro Señor nunca te abandonará y estarás libre de toda mala energía.
Además, puedes realizar estas lecturas siempre que decidas emprender un nuevo proyecto o cuando recibas buenas noticias. Para que así, te resguardes de todo el mal de la mano de Dios. Ya que, los sentimientos de envidia siempre han estado presentes desde tiempos inmemoriales y la ayuda del Creador nunca le ha faltado a quienes le pidieron con fe y humildad.
Salmos de protección contra la envidia
A continuación, te facilitamos la lectura de estos Salmos que te protegerán contra la envidia y las malas energías. De modo que, estés libre de todo el mal que quiera perjudicarte porque aunque cueste creerlo, siempre habrán personas con malas intenciones a nuestro alrededor, incluso las más cercanas. En esas circunstancias, es mejor estar prevenidos para que puedas emprender tu proyecto y metas tranquilo.
Salmos 7
Este Salmo, es estupendo para pedirle a Dios que nos libre de nuestros enemigos y nos salve de las garras del mal. De la misma manera como lo hizo el Rey David, quien fue la persona que escribió estas palabras de ayuda y confianza en el Señor. Porque siempre depositó su fe en el Altísimo y por eso fue salvado.
A ti acudo en busca de protección, oh Señor mi Dios.
¡Sálvame de los que me persiguen! ¡Rescátame!
Si no lo haces, me atacarán como leones,
me despedazarán y no habrá quien que me rescate.Oh Señor mi Dios, si he hecho mal
o soy culpable de injusticia,
si he traicionado a un amigoo he saqueado a mi adversario sin razón,
entonces que mis enemigos me capturen.
Deja que me pisoteen
y arrastren mi honor por el suelo.¡Levántate, oh Señor, con enojo!
¡Hazle frente a la furia de mis enemigos!
¡Despierta, Dios mío, y trae justicia!Reúne a las naciones delante de ti;
gobiérnalas desde lo alto.
El Señor juzga a las naciones.
Declárame justo, oh Señor,
¡porque soy inocente, oh Altísimo!
Acaba con la maldad de los perversos,
y defiende al justo.
Pues tú miras lo profundo de la mente y del corazón,
oh Dios justo.Dios es mi escudo,
quien salva a los de corazón recto y sincero.
Dios es un juez honrado;
todos los días se enoja con los malvados.Si una persona no se arrepiente,
Dios afilará su espada,
tensará su arco y le pondrá la cuerda.
Preparará sus armas mortales
y disparará sus flechas encendidas.Los malvados conciben el mal;
están preñados de dificultades
y dan a luz mentiras.
Cavan una fosa profunda para atrapar a otros,
luego caen en su propia trampa.
Los problemas que provocan a otros se vuelven en su contra;
la violencia que maquinan les cae sobre su propia cabeza.Daré gracias al Señor porque él es justo;
cantaré alabanzas al nombre del Señor Altísimo.Amén.
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Salmos 37: 1-14
La mejor enseñanza que nos aporta este Salmo escrito por David, es que no debemos tener envidia de aquellas personas que consiguen bienes materiales alejados de Dios. Ya que, todo lo que tienen es temporal y lo que verdaderamente agrada al Señor, es que se siga su Santa Voluntad para que nos conduzca al bien y a la rectitud del carácter.
No te inquietes a causa de los malvados
ni tengas envidia de los que hacen lo malo.Pues como la hierba, pronto se desvanecen;
como las flores de primavera, pronto se marchitan.Confía en el Señor y haz el bien;
entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás.
Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.Entrega al Señor todo lo que haces;
confía en él, y él te ayudará.
Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer,
y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía.Quédate quieto en la presencia del Señor,
y espera con paciencia a que él actúe.
No te inquietes por la gente mala que prospera,
ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.¡Ya no sigas enojado!
¡Deja a un lado tu ira!
No pierdas los estribos,
que eso únicamente causa daño.
Pues los perversos serán destruidos,
pero los que confían en el Señor poseerán la tierra.Pronto los perversos desaparecerán;
por más que los busques, no los encontrarás.
Los humildes poseerán la tierra
y vivirán en paz y prosperidad.Los malvados conspiran contra los justos;
les gruñen de manera desafiante.
Pero el Señor simplemente se ríe,
porque ve que el día de su juicio se acerca.Los perversos sacan sus espadas
y ponen cuerdas a sus arcos
para matar al pobre y al oprimido,
para masacrar a los que hacen lo correcto.Amén.
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Salmos 142
Las súplicas y el clamor de David ante el Padre, pueden apreciarse en la siguiente lectura bíblica. Especialmente, en aquellos momentos de angustia que hacían sentir su espíritu abatido a causa de sus enemigos. Por lo que decide dejar sus problemas en las manos del Creador para que lo libre de la envidia y el mal que lo acechaba en ese instante de su vida.
Clamo al Señor;
ruego la misericordia del Señor.
Expongo mis quejas delante de él
y le cuento todos mis problemas.
Cuando me siento agobiado,
solo tú sabes qué camino debo tomar.
Vaya adonde vaya,
mis enemigos me han tendido trampas.
Busco a alguien que venga a ayudarme,
¡pero a nadie se le ocurre hacerlo!
Nadie me ayudará;
a nadie le importa un bledo lo que me pasa.
Entonces oro a ti, oh Señor,
y digo: «Tú eres mi lugar de refugio.
En verdad, eres todo lo que quiero en la vida.
Oye mi clamor,
porque estoy muy decaído.
Rescátame de mis perseguidores,porque son demasiado fuertes para mí.
Sácame de la prisión
para que pueda agradecerte.
Los justos se amontonarán a mi alrededor,
porque tú eres bueno conmigo».Amén.